TRAS BAMBALINAS. ¡La pandemia soy yo!
Por Jorge Octavio Ochoa.
- Fuera máscaras, viene militarización; Ejército a seguridad pública
- Adiós fuerza moral; ahora es fuerza de contagio, peso se desfonda
- Admite la 4T que no esperaban fuera tan larga la pandemia
- El uso electoral de la vacuna que no ha llegado
El último anuncio importante que hizo Andrés Manuel López Obrador, antes de iniciar su confinamiento por Covid 19, fue que las Fuerzas Armadas entrarán al patrullaje de la Seguridad Pública.
Sin embargo, el miedo generalizado que prevaleció, fue por la salud del Primer Mandatario y no por aquella última puñalada, que derrumba todas las promesas de campaña.
La crítica a la guerra iniciada por Felipe Calderón, a quien acusó de haber agitado el avispero, quedó en anécdota ante lo que pretende hacer el Ejecutivo Federal para consolidar, ahora sí, el espectro de la militarización.
El sólo anuncio de la enfermedad del Presidente, fue suficiente para derrumbar el peso, pero no el anuncio de un posible despliegue masivo de tropas y tanquetas en las calles… ¡Y a nadie le preocupó! ¡Ni se acuerdan!
Horas antes de declararse infectado, López Obrador expresó en San Luis Potosí, que “era un despropósito y una falta de sensibilidad” que el Ejército y la Marina no se involucraran en tareas de seguridad pública.
Lejos quedó el discurso aquel, como líder máximo de la oposición de “izquierda”, cuando levantaban carteles en contra de la militarización, que en los hechos no se ha dado y los mexicanos no tienen ni idea de lo que significa.
Hoy le parece “un despropósito” no haberlas usado, si “son instituciones fundamentales del Estado”. AMLO mintió como candidato y hoy administra incluso la desgracia: ¡La pandemia soy yo! Es lo que le falta decir.
Su discurso cambió diametralmente, luego del recrudecimiento de la violencia en el país. El primer mes del año fue casi tan letal como el Covid: 12 cadáveres en Veracruz; 19 ejecutados en Tamaulipas; 4 policías en Chihuahua.
Los cárteles del crimen organizado se sienten más confiados. Son sus pugnas internas lo que los está matando. Igual ejecutan durante un velorio, que acribillan en un restaurante o arrasan a balazos en la vía pública.
Ahora, todo parece indicar que hay una disputa por el trasiego de indocumentados. Al menos es lo que se cree que ocurrió en el ejido Santa Anita de Camargo, Tamaulipas, en donde se encontraron 19 cuerpos calcinados.
La Secretaria de Gobernación (Segob), como siempre, perdida en el limbo. Mucha política y poca acción. Entonces, cualquiera pensaría que la reacción de AMLO es natural. Sólo las Fuerzas Armadas tienen capacidad.
COMO ANILLO AL DEDO
Premeditado o no, fue genial para AMLO guardar silencio, reposo y ostracismo. Así, mientras millones se desgarraban por su estado de salud, la República asimila, sin ambages, el anuncio de la militarización que viene.
Qué importa si a la economía y las finanzas se las lleva el carajo, peor no pueden estar. Ahora viene la fase 2 del plan de zapa. Las instituciones están debilitadas, hay que imponer las decisiones a 70 millones de mexicanos que faltan.
La tierra está abonada. Los recientes datos del INEGI vinieron a arrojarnos a la cara dos realidades brutales a los mexicanos:
1.- En tan sólo dos años, México sufrió un retroceso de 88.
2.- El gobierno Federal ha mentido y manipulado las cifras de la pandemia
NO PENSAMOS QUE DURARÍA TANTO TIEMPO
Pero, todo esto es más preocupante, cuando los propios líderes de la 4T han admitido públicamente que no pensaban que la pandemia duraría tanto tiempo. Al menos así lo dijo la recién nombrada secretaria de Economía.
Tatiana Clouthier declaró que ¡no pensaron!. Ya pedirles calcular, medir, analizar, sería mucho. “No pensaron que la pandemia duraría tanto tiempo…” Y así, la desgracia ya marcó a toda una generación.
Ese es el grado de capacidad intelectual, académica, profesional de los que hoy dirigen los destinos del país. “No pensar”, cuando una pandemia obliga constitucionalmente a sentar a todo el gabinete y crear proyecciones.
Pero no. Los funcionarios de la 4T tomaron decisiones riesgosas, empezando por López Gatell, a quien se acusa de haber optado conscientemente por el contagio masivo de los mexicanos, para lograr la “inmunización de rebaño”.
Lo comparan con el criminal nazi Josef Mengele y piden que sea llevado al tribunal de La Haya, porque en México, no solo se ha gestionado mal la crisis pandémica, sino que se ha hecho a propósito.
Así, el país vive las consecuencias de una serie de decisiones fallidas, con desplomes económico-financieros, que no se veían en casi un siglo. La economía mexicana se desplomó 8.5% en 2020.
Esta es la mayor contracción desde la depresión económica de 1932. Los dos años anteriores México no creció y sufrió un estancamiento grave en varios rubros. Dejamos estos datos para los anales de la historia.
MÉXICO, UN PAÍS APESTADO
Pero esto no es lo peor. México se ha colocado ya en el 3er lugar mundial entre las naciones más letales y que peor han enfrentado la pandemia, lo que nos coloca ya como un país apestado.
Canadá ya anunció que ha suspendido a partir de este mes todos los vuelos provenientes de México; España y Cuba también han limitado la entrada de mexicanos, al igual que Estados Unidos. Alemania pedirá pruebas PCR.
Es decir, nos aíslan, porque aquí no se ha hecho nada para contener el virus y ya hay indicios de que ingresó una cepa más peligrosa, en Jalisco. Mientras, aquí, no se ha logrado vacunar a más de 600 mil.
En estos días, en una acción desesperada, el gobierno de López Obrador está por anunciar el ingreso de vacunas rusas, que no han sido reconocidas por la OMS y ya no sabemos si es parte de una pugna geopolítica.
Pero la vacunación viene acompañada, eso sí, por una disputa política. Al Jefe del Ejecutivo se le ocurrió poner en la primera línea a los “siervos de la nación”, que son, también, primera línea de las brigadas electorales de Morena.
El régimen no cumplió con su promesa de proteger antes que nada a los médicos y enfermeras que enfrentan cara a cara el virus. Pero sí cumplirá con la entrega de sobornos, que hoy llama becas y apoyo para los viejitos.